Jose Manuel Peña
La luz como el agua
(García Marquez)
El agua conoce lo que no se ve, las profundidades del planeta, sus entrañas. José Manuel Peña nos revela en esta exposición ese esplendor oculto, trasmutado en sirena que nos seduce. Así, de las profundidades marinas emerge el color, la luz velada, lo que brilla en la oscuridad
El agua, inteligencia oculta en la materia que nos elude, vehículo de los acordes, de la partitura que llega a la vista como una coreografía de elementos marinos danzantes ajenos a nosotros. Azul y más azul en toda su gama. Cobalto, ultramar, añil, índigo, verdoso, zafiro, purpúreo, marino…Azul pacífico, infinito, celeste, noble
Vibraciones que emergen de lo sumergido, atravesamos el umbral y nos encontramos espectadores de momentos íntimos y cotidianos: “Al cobijo de la luz”, “Las correntías”, “El jardín sumergido”, “La Isleta oscilante”.
Y como adentro, afuera. Como arriba, abajo. En un mismo ademán de maestría, nos lleva de la mano de su canto a la superficie, como para coger aire y admirar la inmensidad que sobrevuela el arrecife: “Cuando sopla el poniente”, “La ola”. Ya no hay contención, el mar amado y conocido se presenta en su alegría creativa y constante.
Al sumergirnos de nuevo, las sirenas, que atan y desatan, acompañan nuestro viaje de forma ya visible. Percibimos sus colas por entre “Los bosques de posidonias”, agua pegada a la tierra y nos sentimos seguros. Nos guían “Al hilo de la corriente” en su camino de “Migraciones”. El agua no duda, no hace diferencias, siempre de paso. Ahí las vemos por fin, las oímos, casi las palpamos y al querer alcanzarlas se diluyen nuevo en la luz, definitiva y magnífica.
Ana Pulido