Acercarse al trabajo de Paco Gris supone un ejercicio lúdico y adictivo. Es adentrarse en un laberinto de espejos rotos a jirones que reconstruyen la imagen de la tiranía consumista y la acidez de nuestra memoria gráfica. Gris reivindica la libertad y la emoción de las imágenes dormidas y latentes en un subconsciente colectivo. Participamos en un viaje por el deseo y por el encanto salvaje de su «poética de la anarquía».
Es un universo que bebe y no es ajeno al llamado «nuevo realismo europeo» de los sesenta, late el dolor y la enfermedad del binomio comunicación / incomunicación contemporánea que Jacques Villegle o Mimmo Rotella plasmaron en sus decollages hechos con trazas y pedazos de carteles callejeros arrancados.
También Paco Gris utiliza el » mixed media» como memoria gráfica efímera para denunciar al Gran Hermano tecnológico que nos mira de reojo para no escapar de su alineación.